Nuestra querida Laura
Estoy frente a la imagen de tu recuerdo, de tu mirada intrigante y sensible, de tu bondadosa sonrisa.
La vida cesó en tu cuerpo, pero no ha cesado la influencia de tus acciones, ni la presencia cálida que continua en nuestros corazones. Nos dejas el legado delicado de tu afecto.
Tu paso por la vida nos ha alumbrado cariño, alegría, complicidades familiares, recuerdo de palabras y mucho amor, tanto en los que te vivieron toda la vida como los que hemos compartido parte de ella.
Nos dejas tu influencia y tu estela, querida Laura.
Continuas en los que transitoriamente seguimos aquí, entre los que hemos quedado en este tiempo y en este espacio. Solamente te has adelantado.
Estoy convencido –cada día más- de que la muerte no detiene nuestras vidas.
Llegas con un propósito por descubrir y partes tras contribuir a la recreación de un legado infinito y humano.
Nuestra querida Laura, nos has dejado ese regalo vital que vivirá en los que te queremos y te seguirán amando.
Gracias Laura, ahora tienes por delante toda la eternidad.
Te queremos mucho, Miguel Angel.